22. COMITÉ DE BIENVENIDA

Sulayr saluda a Trevenque a su vuelta del CREA
El halcón peregrino tiene un curioso comportamiento que va cambiando, evolucionando, con el paso del tiempo. De ser casi gregario en su juventud, al menos entre los miembros de la misma familia y en esa temporada de cría, pasa a ser huraño y solitario según desarrolla su capacidad de caza y de proveerse por sí mismo del necesario sustento. Cuando los jóvenes halcones son liberados en las instalaciones del hacking pasan mucho tiempo juntos, buscándose mutuamente y situándose cerca unos de otros, incluso manteniendo contacto físico frecuente. Solamente cuando llega la hora de la comida sale a relucir el carácter arisco propio del predador solitario, del que se sabe poderoso. Acabada la comida, vuelve la camaradería. A partir del cuarto o quinto mes de vida, cuando ya cazan con frecuencia, empiezan a ver en los compañeros más unos competidores por el alimento que unos amigos. Para entonces ya cada uno ha escogido su dormidero nocturno, sus zonas de caza preferidas y solamente confluyen en los posaderos más querenciosos.

Aixa recibe y saluda a Trevenque ('click' para ampliar)

Cuando un joven halcón vuelve a la libertad, porque haya debido ser recluido para ser tratado de una enfermedad, los demás lo visitan en la caja-nido y es frecuente que lo acompañen en sus primeros vuelos. Por ejemplo, a Trevenque vino a visitarlo Aixa, compartiendo con él miradas y gestos de saludo. Más espectacular fue el recibimiento que el mismo Trevenque deparó a Boabdil, que llevaba un mes sin volar, a la vuelta del CREA. La persecución aérea, la finta, el quiebro, las ascensiones y descensos supersónicos embelesaron a la Alhambra y adornaron el cielo de Granada durante los minutos en que Trevenque, el halcón más menudo de todos, el que sería un escalador nato de ser ciclista o maratoniano si atleta, voló tras Boabdil, el culturista de la familia, el día en que este regresó a casa. Fue la fiesta del aire, el ballet del viento del comité de bienvenida. Sencillamente inolvidable para los que tuvimos la suerte de ser testigos.