Esta idea nació como todo lo que merece la pena: con forma de sueño. Un sueño de esos que al principio les cuesta volar, pero que, al abrir las alas, se convierten en torbellinos volatineros con toda la energía que da el querer cambiar el mundo.
Hace más de una década, el halcón peregrino, el más rápido de todos los seres que hacen palpitar a la Tierra, desaparecía de la ciudad de Granada. La catedral, su último refugio, se despedía de ellos en silencio, sintiendo sus piedras más calladas, más frías, recordando generaciones de historias que le contaron a sus gárgolas los halcones granadinos.
En 2011 comienza a fraguarse el retorno del halcón peregrino a Granada. La Alhambra, que parecía saberlo, miraba con sus ojos de Generalife al cielo, queriendo buscar entre las nubes a la centella emplumada, las cuevas del Sacromonte abrían su ojo oscuro para no perderse detalle y el río Darro se retorcía en su cauce dándole la bienvenida a su viejo amigo.
Dos pollos en 2011 y cuatro más en 2012 fueron liberados en los cielos nazaríes. Serían la semilla del regreso de una especie que quiere reencontrarse con Granada y los granadinos, volver a compartir secretos, no darle tregua a sus palomas y estorninos y formar parte de nuevo de su skyline como ya hace en ciudades como Chicago o Barcelona.
En 2013 el sueño sigue vivo. El halcón peregrino vuelve. Y cuenta contigo.