10. MANOS DE HALCÓN

Por su parecido con una mano humana, en cetrería se llama así a lo que en realidad son las extremidades inferiores. Utilizaremos este término para referirnos a ellas, y que también aplican los ornitólogos para referirse a las garras de las aves rapaces en general. 

Las manos del halcón peregrino son esbeltas, estilizadas, elegantes, son las manos de un cazador de animales al vuelo y en vuelo; son las más bellas, a mi juicio, del mundo de las aves rapaces. Sus dedos largos, con gran radio de acción por tanto, rematados por uñas cortas y afiladísimas, son la herramienta perfecta para capturar en el aire a sus presas tras un fulgurante vuelo en picado. Las hembras (como Aixa, a la derecha en la foto), que son un tercio más grandes y pesadas que los machos, disponen de unas manos también mayores. Ellas son las que con más frecuencia trocean las presas para dárselas a sus polluelos, y este duro trabajo necesita de unas herramientas poderosas. Los machos (el halcón de la izquierda en la foto es Boabdil), más ligeros y voladores, se dedican sobre todo al aporte del sustento familiar. Ese color de las manos entre el gris azulado y el amarillo se tornará en unos meses de un anaranjado intenso, al igual que la piel que rodea el ojo y la base del pico, incrementando aún más si cabe la belleza del ave.