2. EL PRIMER DÍA

No ganamos para sustos.

Es lo que debieron pensar los jóvenes halcones peregrinos el día 6 de mayo. Tras recogerlos en sus respectivos centros de cría (de Gonzalo Cano y Rafael Martín) fueron trasladados a casa para proceder a la decoloración selectiva de algunas plumas de las alas, de tal modo que puedan ser reconocidos en vuelo. El proceso, muy sencillo e indoloro, consiste en utilizar productos de peluquería (los mismos que se usan para desteñir el cabello humano) y retirar así la capa de melanina que oscurece las plumas. Luego se procedió al marcaje de los halcones con anillas proporcionadas por la Estación Biológica de Doñana y la oficial del Ministerio con códigos individuales, tarea de la cual se encargó la Estación Ornitológica de Padul. Tras las oportunas fotos, era el momento de dejarlos tranquilos, ya estaba bien la cosa por hoy.

Ya por la tarde se les proporcionó la primera comida, aunque no había demasiado apetito y ante tanta novedad prefirieron no comer... Pero no os preocupéis, no tardaron en recuperar el tiempo perdido en lo que a llenar el buche se refiere.