FELIZ EN LA TRISTEZA

Escrito por Francisco Javier Sánchez Camacho, voluntario del proyecto.

A veces ser feliz duele. Cuando leí la noticia de que Trevenque había muerto me puse muy triste. Era algo que no esperaba para nada. Trevenque era el halcón de la esperanza, el “siempre se puede” de los halcones, y saber que se sumó a la lista de bajas del proyecto no fue para nada agradable. Aun así, rápidamente acudieron a mi mente imágenes de aquel halcón que luchó hasta el final contra todo y contra todos, y no pude evitar esbozar una sonrisa. Aquel halcón que voló tantas veces por encima de nuestras cabezas y que nos enseñó antes de irse que nunca hay que rendirse.

Al día siguiente, con la noticia aún fresca en mi cabeza pero más digerida, me puse en contacto con “El Jefe”, para expresarle mi apoyo y mandarle mi ánimo (lo único que me permite la distancia). Seguro que nadie más que él sufre la pérdida de Trevenque, pero como el halcón, Paco siempre está dispuesto a seguir adelante, con el “siempre se puede” por bandera, porque sabe que la labor que realizamos en el hacking no fue infructuosa a pesar de las bajas, siempre con la palabra exacta en el momento justo. Desde el principio nos preparó para esto diciéndonos que podía pasar, pero ha merecido la pena el esfuerzo aunque el final no sea el que nos gustaría.




Trevenque ya vuela con sus hermanos Generalife y Mulhacén en el cielo de los halcones, así que no estemos tristes, quedémonos pensando que todo lo que hicimos lo hicimos por el bien de los halcones y que estuvo (y sigue estando, porque el proyecto no ha acabado y está lejos de acabar) bien hecho y esa es una gran satisfacción, la mayor de todas. Y, sermones aparte, sigamos haciendo posible el proyecto. Cada cual como pueda, porque sigue mereciendo la pena y porque nunca dejamos de aprender. La lección de hoy es que nunca te rindas, aunque las cosas no salgan como creías, porque “siempre se puede”.

Quizá Mulhacén, Generalife y Trevenque vuelvan a encontrarse,
como en esta foto, allá donde estén. 

Me encantaría poder acudir a la búsqueda de los halcones que todavía siguen surcando los cielos de Granada. Sulayr, Aixa, Boabdil y Zacatín seguro que nos siguen dando muchas satisfacciones. Pero por mi parte sólo puedo dejar un mínimo aporte, con el que quiero, desde Italia, que quede constancia de que aún me siento unido al proyecto. Y aquí quedo, feliz de saber que se hizo bien, triste por saber que no hubo suerte.