LAS "HALCONIDADES" DE LOS HALCONES

Escrito por Francisco Javier Sánchez Camacho, voluntario del proyecto.

Seguro que todos, al leer el título del artículo, han repetido en su mente: "¿Halconidades?". Pero es que no existe (creo) una palabra que signifique que los halcones tienen "personalidades". Porque, a pesar de lo que se pueda pensar, los halcones son capaces de transmitirnos sensaciones con sus gestos y de mostrarnos cuál es su "personalidad" de una forma clara.

Alguno pensará que después de tantas horas observando a los halcones como hemos pasado vemos cosas donde no las hay, pero, me considero en la obligación de hacerle ver que está en un error. Para ello iré uno a uno mostrando qué detalles definen (o definían) a cada halcón.

Con permiso empezaré por el que era mi favorito (escribiendo "era" con todo el dolor de mi corazón), Mulhacén, al que vemos en la foto de arriba. Sin duda, este halcón era "el callado", el solitario, el que observaba, el independiente y el que más ansias tenía por sentirse todavía más libre de lo que ya era (casi lo había conseguido). Todavía lo recuerdo pasando sus primeras mañanas en el tejadillo del hospital de San Juan de Dios, tomando el sol vuelta y vuelta mientras soplaba un viento todavía frío.

El segundo es, seguramente, sobre el que más esperanzas hay depositadas. El grande, el magnífico, el increíble, el inigualable (todo dicho con tono a lo José Luis Moreno) Sulayr. Es "el gracioso" de la pandilla, que hasta no hace mucho siempre tenía un gesto agradable para todo aquel que estuviera cerca, el que saludaba al llegar y se despedía antes de despegar, el que siempre tenía ganas de juego. Nunca olvidaré el día que Generalife estaba bastante enfermo, pequeño, con los ojos achinados y todo despeluchado cuando Sulayr se le acercó, bajó su cabeza, levantó sus ojos para mirar a los ojos de su compañero y, al no encontrar respuesta, lanzó su garra como diciéndole: "¡Ánimo!". Ahora, supongo que cosas de la adolescencia, se ha vuelto más quejica y gritón, pero ¿quién puede no entenderlo si ha perdido a varios de sus hermanos? Tenemos que tener paciencia con él y, además, nos viene fenomenal para el seguimiento. 

Sulayr

Pero, ¿quién manda realmente en esta pandilla?, porque toda pandilla que se precie tiene un jefe. En este caso es "la jefa" y se llama Aixa. Esa pájara (nunca mejor dicho) es la que maneja el cotarro. ¿Hay alguien comiendo en el hacking? Allá que va a echar al pobre individuo y a comerse su trozo. ¿Que me apetece estar sola? Me tiro encima de todo aquel que esté cerca. ¿Que quiero ese sitio? Lo cojo. ¿Que quiero jugar? Para eso está Boabdil, y que diga que no... No es que su carácter sea agrio, es simplemente que se sabe más grande que los demás y en la naturaleza el más grande y fuerte es el que manda. Y si sigue tan bonita como está no le van a faltar novios el año que viene.


Aixa

Boabdil, como he dicho, es el secuaz de Aixa. Es el segundón de la pandilla, "el suavón". Consigue lo que quiere porque es "el hermanito de Aixa" como parece decirles a veces a los otros. Parece que disfruta picando a los demás, pero sabemos que lo hace sin malicia. Al poco de empezar a volar ya perseguía a sus hermanos y los echaba de algunos sitios, pero, ahora que ha vuelto, parece que está un poco más tranquilo y el otro día, en vez de ser el perseguidor era el perseguido. Esperamos volver a ver pronto en acción a este inquieto halcón.


Boabdil

El último que dejó el grupo fue Trevenque. El pobre también lo pasó mal con sus problemillas. Yo diría que fue un poco el ingenuo, "el tonto" de la pandilla. Al menos así lo parecía antes, siempre salía perdiendo en los juegos, le quitaban los trozos de comida (hasta que aprendió a llevarlos fuera de la vista de los demás), se asustaba de todo… Pero esas experiencias le fueron haciendo más fuerte, volvió con muchas ganas y con bastante más fuerza tras sus problemas de salud (ya sabemos quién era el perseguidor de Boabdil), lo cual nos alegró sobremanera. ¡Y cómo volaba!


Trevenque

Zacatín llegó algo tarde. Venía ya crecido, ya volador, y ni yo tuve mucho tiempo de conocerlo como me hubiera gustado, ni tuvo mucho tiempo de conocer a los miembros de la pandilla. En cuanto se vio libre, se fue. Aún esperamos que vuelva y nos deje conocerlo. 


Zacatín

Generalife era (otro triste "era") "el enfermo". Desde que llegó parecía ser el que tenía una luz menos brillante. Una luz que poco a poco se fue debilitando y que, aun bordeando en lo humana y técnicamente posible, las encorsetadas normas que rigen la crianza campestre o hacking, no pudimos hacer demasiado salvo ver cómo se apagaba.


Generalife

Supongo que una foto dice más que mil palabras y que las fotos dejan bastante claro que las "halconidades" existen y que todas las personas que estamos en este proyecto no dejamos de aprender de ellas, de estudiarlas y de disfrutarlas, y que ya le va tocando disfrutar de ellas a todo aquel que visite Granada. Porque, además de la Alhambra, hay que mirar al cielo cada dos por tres para ver con qué miembro de esta fantástica pandilla puede uno encontrarse cuando menos se lo espera... y conocerlo.